El amor De-Clara
Obra teatral escrita y dirigida por Tomás Raskín
Grupo “La carpa era de Otro”
Estrenada el 18 de abril de 2009 en el Teatro “Abre” (Elpidio González 2764 C.A.B.A)

Comentario de María Inés Grimoldi
www.inesgrimolditeatro.com.ar


La escritura. El amor. Las obsesiones. El tiempo. Las pasiones. Los sueños.

Estos son los temas, nada más y nada menos, que aborda esta pieza teatral. Es un intento ambicioso si pensamos que son los temas centrales no sólo de la literatura y del teatro sino del quehacer humano. La acción transcurre en una editorial. En una de sus oficinas, un escritor y su asistente escriben una novela que sale en tomos con la edición del diario. Se entrecruza todo el tiempo el tema de la creación literaria ( estamos en presencia de un escritor que busca desesperadamente su inspiración) y la pasión o el amor-pasión, ya que su asistente parece querer convertirse en su amante y también en su musa inspiradora además de ser su ayudante y de querer volverlo a la realidad marcándole el tiempo, señalándole el reloj y las necesidades de cumplir con determinados requisitos y protocolos.
El juego entre la realidad y la ficción es constante y está muy bien resuelto en escena ya que los actores (Silvina Jontef y Charly Wesenack) desarrollan un buen trabajo corporal y son dúctiles y creíbles. La pieza tiene un solo acto (creo que hubiera sido necesario hacer un intervalo en algún momento) y la tensión entre los personajes así como la desesperación por dar forma a la escritura, va en aumento hasta finalizar en un caos o destrucción de todo que pareciera no ser apocalíptico sino que daría comienzo a otra cosa. Se puede decir que no es un final cerrado sino que asoma la esperanza de que la creación y la pasión son eternos y siempre vuelven a recomenzar.
El espacio escénico está bien resuelto, con pocos elementos: cuatro pilas de diarios, en ambos extremos del escenario, un jarrón de cerámica con ramas secas, un teléfono viejo, un telón sujetado de dos barras de luces a la altura del techo. Es el espacio adecuado para llevar a cabo la estética de la obra que busca romper con la linealidad del tiempo y con los límites entre la locura y la cordura. La estética tiene que ver también con una fluctuación entre lo onírico y lo real o ese espacio intermedio de la vigilia, del medio sueño, que es el lugar de lo creativo y donde asoma el inconsciente.